viernes, 26 de agosto de 2011

Life on the run

Este año, justo como hace cinco años, las Mercury vuelven a liderar la WNBA en anotación. Y corriendo. Usando el sistema de la transición rápido y el agotamiento rival que el ex entrenador Paul Westhead trajo con él a Phoenix en 2006, las Mercury pasaron de anotar 69,4 puntos por partido en la temporada 2005 a poco menos de 90 en 2011, un poco menos que la temporada anterior donde terminaron con 93,9 puntos por partido.


Bajo las ordenes del actual entrenador, Corey Gaines (protegido a largo plazo de Westhead), el sistema estña considerado como más efectivo de la WNBA, el que se cumple gracias a grandes anotadoras como Diana Taurasi, Penny Taylor y Dupree.

Claro que las Mercury, una vez más, están recibiendo 86,73 puntos por partido siendo el equipo que más puntos recibe, pero sigue siendo el ataque más peligroso de la liga. Los equipos van a puntuar contra ellas, eso seguro (en todo el año solo 2 equipos han puntuado menos de 70 contra Phoenix). Phoenix simplemente confía en sumar más puntos. La clave es hacer correr al contrario y agotar al equipo.

Las Mercury buscan su tercer anillo de campeonas esta temporada en tan solo 5 años, y el plan es el mismo que hace cinco años: correr. Los equipos han mejorado y han estudiado las jugadas y saben qué hay que hacer para frenarlas. Pero no importa. Jugar contra Phoenix es vivir y morir con un sistema que nadie más puede usar.

“Cuando estamos cogiendo el rebote y somos capaces de correr al contraataque, no hay ningún equipo que nos pueda parar,” dijo Dupree. “Quizás pueden hacerlo durante un cuarto, o hasta dos, pero al final del partido seguimos soportando el desgaste y los demás no.”

Y es difícil mantener a raya a las Mercury cuando juegas contra ellas, es incluso difícil cuando juegas con ellas. Gaines ha dicho que a las jugadoras les suele costar un año el adaptarse al modo de juego.

“Una vez te acostumbras, es muy divertido,” dijo Dupree, quien entrenó horas de más durante su primero año en Phoenix para mejorar en sprints y evitar lesiones acostumbrando las piernas. “Es muy duro. La gente piensa que simplemente corres y ya está, pero tienes que mantener el estado de forma y la resistencia. Prefiero subir y bajar el balón a lo largo de la cancha, hace el partido más entretenido. El juego de media pista, funciona, pero es lento y aburrido de jugar”.

El problema de las Mercury es cuando el juego se realentiza. Se paralizan, se congelan. Pueden hacerlo, pero ¿quién quiere ver a un Lamborghini cambiar de sentido usando simplemente la marcha atrás?

“Hemos aprendido este año, más que en otros anteriores, a disminuir el ritmo y jugar en media pista; pero no se nos da tan bien,” dijo Taylor. “Somos mejores cuando corremos.”

“Es duro,” dijo Dupree. “Cuando los equipos tratan de frenarnos y hacernos jugar baloncesto estático, tendemos a tener problemas. No somos malas en ello, pero preferimos correr.”

Cuando hacen eso, son intocables. A veces el equipo se resiente y tienen algún partido o alguna racha de mal juego, pero no suele durar.

“Nos fatigamos mentalmente y físicamente,” dijo Taylor. “En esta liga no puedes tener etapas como esa. La temporada es demasiado corta y los equipos son rápidos y esto puede afectarte.”

Y cuando las Mercury perdieron 5 de los 6 partidos disputados empezando Agosto, pasaron de sumar 95,2 puntos a 87,5 puntos. Cometían faltas, no cogían rebotes. En resumen, perdían balones. Una y otra vez. En esos 6 partidos, incluida la victoria, perdieron más balones que el contrario.

“El gran problema era la pérdida de balones,” dijo Gaines. “Estábamos dando puntos fáciles a los contrarios. Cuando pierdes el balón y el contrario lo convierte en una canasta, es como perder 4 puntos, los dos tuyos y los dos suyos.”

“Hubo una etapa en la que contra más intentábamos no perder el balón, más balones regalábamos,” dijo Taylor. “Realmente perdíamos la posesión, todas nosotras.”

No solo el perder el balón era un problema, solo ver la diferencia de rebotes ante las Sparks (41-29) dejó claro que las Mercury tenían problemas.

Cuando Phoenix superó el bache en rebotes y en pérdidas de balón, dieron dos pasos adelante y consiguieron meterse en la segunda posición del Oeste.

“Ya van cinco o seis años jugando este estilo de juego,” explicaba Taylor, “y nunca hemos tenido problemas para lanzar.”


Artículo original: Life On The Run (wnba.com)

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